lunes, 4 de marzo de 2013

Tu socio en el negocio de la vida: La Inteligencia Emocional

Veamos, define persona inteligente. ¿Quién es inteligente? Supongo que en tu cabeza habrá aprecido la imagen de aquel compañero de clase que sacaba muy buenas notas y que tenía una carrera educativa bien garantizada o aquella persona de vuestro entorno que sabe de todo y se expresa con lenguaje correcto ¿no es así?
Ahora te propongo una reflexión: ¿Quién es más inteligente, aquel que tiene éxito en la vida y disfruta de un pleno bienestar, o aquel alumno estresado capaz de razonar con rapidez y solucionar problemas complejos?
La inteligencia que conocemos todos es una de las características más valoradas en nuestra sociedad. Y sí, es un punto muy fuerte y beneficioso para la persona que lo posee, pero, ¿de qué sirve, si esta persona no es capaz de gestionar su vida y sus emociones para que le vayan bien las cosas y poder vivir bien disfrutando de su bienestar?
Aceptamos, pues, la frase: "Más vale un grano de buen sentido que montañas de inteligencia"
Del tipo de inteligencia que estamos hablando, se trata de la inteligencia emocional. Dichas personas son capaces de superar situaciones difíciles porque saben qué hacer para quitarse el malestar, también saben adelantarse a las propias situaciones y por tanto toman correctas decisiones. Controlan bien el tiempo e interpretan la realidad tal y como es, sin inferencias subjetivas que hacen que se distorsione la situación concreta.
Por tanto, esta inteligencia emocional es la fusión correcta de lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos. Cuando existe un desajuste en alguna de estas tres partes, se produce en nosotros un malestar interno que nos causa el estrés. Por ejemplo, si trabajamos de algo que odiamos tendremos un desajuste entre lo que pensamos (tengo que trabajar en algo que no me gusta), lo que sentimos (odio este trabajo), y lo que hacemos (acción de trabajar).
Pues bien el gran fracaso de las personas consiste en intentar cambiar la emoción, creyendo que así se sentirán mejor, lo cierto es que la razón se encuentra en un sistema cerebral mucho más nuevo evolutivamente hablando que el cerebro emocional. Por tanto, podemos decir que la razón es un jefe ante la emoción.
Así, la inteligencia emocional se basa en modificar la razón y con esto conseguir cambiar el modo de ver las cosas, y de esta manera nuestras emociones cambiarán también. Tienes que valorar los beneficios a largo plazo frente a la frustación y saber encontrar las gratificaciones en situaciones complejas.
Por tanto, si conseguís esto tenéis muchísimo terreno ganado, así que, ABRE TU MENTE, CUESTIONATE TODO LO QUE PIENSES y las emociones de bienestar vendrán solas. No busques el éxito en una inteligencia tan cuadriculada como la que nos da el cociente intelectual, búscala en ti mismo y las cosas empezarás a verlas mejor. Ese es el gran secreto. TU haces tu vida, no la vida te hace a tí..

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